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¿SABES CUÁL FUE EL PAPEL DE TLAXCALA EN LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO?

El papel que tuvo Tlaxcala durante la guerra de Independencia ha sido muy poco investigado, y buena parte de los hechos que ahora se conocen pasaron por el tamiz interpretativo de la historiografía liberal del siglo pasado.

Sin embargo, después de que el cura Miguel Hidalgo encabezó el movimiento independentista, en septiembre de 1810, el cabildo de Tlaxcala, respaldado por los caciques de los pueblos locales, ofreció su apoyo al gobierno virreinal y pronunció una condena al movimiento insurgente.

De acuerdo con información publicada por el Instituto Latinoamericano de la Comunicación Educativa (ILCE), las cúpulas del poder local consideraron que sus intereses y privilegios estarían en grave peligro si esa rebelión llegaba a derrocar al gobierno que se los había concedido y, en gran parte, mantenido por más de 200 años, tras la alianza que permitió la caída de Tenochtitlán en 1521.

“Es comprensible tal actitud debido a que Tlaxcala, a diferencia de las otras provincias novohispanas -entonces en rebelión-, conservaba un gobierno indígena y no había padecido injerencias españolas o criollas en su territorio ni en su ámbito político, económico y social, de modo tan intenso como había ocurrido con otras partes del virreinato, en donde por esa razón se desarrollaron hondos resentimientos en contra de la metrópoli”

Como en el resto del país, la población estuvo dividida y participó en ambos bandos de la lucha.

Por un lado, el ayuntamiento de la ciudad de Tlaxcala y la mayoría de los miembros de la élite, en la que quedaban incluidos tanto hacendados españoles y criollos como caciques indígenas, estuvieron a favor de las fuerzas realistas, y del lado insurgente participaron campesinos y pequeños propietarios indios, mestizos y criollos, además de algunos intelectuales, que vieron en la guerra la oportunidad de liberarse del monopolio de poder sostenido por el grupo contrario, o al menos intentar una mejoría en su precario nivel de subsistencia.

Sin embargo, no hubo un levantamiento masivo en favor de la independencia debido al férreo control militar que los realistas mantenían desde Puebla sobre Tlaxcala, y de los propios caciques y por el ayuntamiento indio de Tlaxcala. De hecho, no hay registro de alguna batalla decisiva dentro del territorio de Tlaxcala durante todo el periodo bélico.

“A igual efecto contribuyó el peso de tres siglos de lealtad a la Corona como vasallos con privilegios, y también, al menos en los momentos iniciales de la lucha, la falta de una clara comprensión de lo que podía representar para Tlaxcala la independencia nacional”.

Murales de Palacio de Gobierno

Pese a ello, se reconoce que algunos tlaxcaltecas se unieron activamente a las fuerzas insurgentes, como Vicente Gómez y Antonio Guerrero, originarios de Ixtacuixtla, quienes encabezaron pequeños grupos guerrilleros en ciertas zonas de Tlaxcala. También Francisco Osorno, cuyo foco de operaciones estuvo fuera de la provincia, en la sierra norte de Puebla y en los Llanos de Apan.

Asimismo, la Junta Central Gubernativa en España desembocó en las Cortes de Cádiz, y en ellas Tlaxcala contó, además de los hermanos Manuel y Miguel Lardizábal y Uribe, con José Miguel Guridi y Alcocer, sacerdote y escritor nacido en San Felipe Ixtacuixtla, y a quien, le tocó participar en la elaboración de la Constitución de Cádiz, carta magna liberal, que fue jurada en 1812 en la plaza central de Tlaxcala, razón por la cual desde entonces se le llama «Plaza de la Constitución».

Y como la nueva ley fundamental establecía diputaciones provinciales, “Puebla peleó porque la de Tlaxcala quedara integrada a la intendencia poblana, pero el gobierno tlaxcalteca nuevamente logró salvar su autonomía manteniendo su propia diputación”, y el nombramiento de diputado volvió a recaer en Guridi y Alcocer, quien años más tarde presidiría el Congreso constituyente que promulgó en 1824 la primera Constitución federal del México independiente.

La invasión napoleónica en la península ibérica había traído consigo la abdicación del rey español, pero con la derrota de Napoleón Bonaparte y al restaurarse la dinastía de los Borbón en España, la Constitución de Cádiz fue derogada por el Fernando VII en octubre de 1814.

Para esa misma fecha, en México, los insurgentes encabezados por José María Morelos emitieron en Apatzingán un decreto constitucional que proclamaba la independencia de nuestro país y asentaba las normas de su organización jurídica, y entre los miembros de aquel Congreso constituyente estuvo el doctor José Manuel de Herrera, sacerdote y periodista de Huamantla, activo participante del movimiento independentista desde 1811, quien más tarde, durante el imperio de Agustín de Iturbide, sería ministro del Exterior y sería responsable de establecer las relaciones diplomáticas entre México y Estados Unidos.

“Tlaxcala se vio incorporada a la etapa final de la lucha por la independencia de México cuando las fuerzas realistas fueron expulsadas del territorio tlaxcalteca y las tropas insurgentes comandadas por Nicolás Bravo entraron a su ciudad capital en abril de 1821. A partir de entonces Tlaxcala quedó liberada de sus vínculos con la Corona hispana, pero aún tendría que entablar una prolongada lucha para conquistar su soberanía política, ahora dentro del naciente país”.

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