EXPRESIONES Y OPINIONES

PENSAR, DECIR Y HACER: RESPONSABILIDAD DE LA 4T / LAS TRES “D” EN EL QUEHACER LEGISLATIVO

La actividad legislativa reclama de ciertos valores, actitudes y compromisos; a lo largo de la historia, diversos estudiosos e intelectuales de las ciencias sociales han tratado de dibujar la fisonomía del “legislador ideal”, uno de ellos fue Juan Jacobo Rousseau. Sin duda, la teoría es fundamental para el trabajo parlamentario, conocer los conceptos del derecho constitucional y contar con un bagaje de tópicos de economía, sociología, filosofía y ciencia política resulta fundamental.

En años recientes se ha desarrollado un importante viraje en el estudio de la eficacia y la productividad de la vida pública. Se ha señalado que más allá de la capacitación y la profesionalización permanente, es necesario volver a los clásicos y observar al “político” como el ser humano que toma las decisiones políticas, y en cuyo proceso decisorio se involucran factores que van más allá de los conocimientos. En ese proceso participan la historia de vida, los valores, la experiencia y la visión de cada actor político.En esta ocasión, he querido compartir mi visión sobre el trabajo legislativo, en lo que yo he llamado las tres “D”: debate, diálogo y democracia. Cada una de ellas, considero, se manifiestan a través de las acciones cotidianas del legislador en su papel de representante popular.

El poder legislativo aglutina la pluralidad ideológica y se vuelve una caja de resonancia sobre el acontecer político, económico, social, cultural e ideológico. El hecho de que se reúnan todas las fuerzas políticas en un mismo espacio, tiene una misión y es visibilizar la agenda pública, socializar las posturas de los grupos parlamentarios y la oportunidad de que cada diputado muestre su compromiso con la representación que, en teoría, debe ejercer.

“Dialogar” es un deber de todo legislador que busque trabajar con responsabilidad social y política. El principal reclamo que expresan los ciudadanos es “los políticos solo vienen en época de campañas, después se olvidan y no regresan”. Terminar con esta percepción es una de las tareas de la Cuarta Transformación; incluso, debemos recordar que el “Parlamento Abierto” es un ejercicio que se desarrolla en la búsqueda del ciudadano, más allá de la demarcación geográfica que representamos, dialogar con nuestros representados debe ser una tarea permanente. No basta con rendir un informe anual o asistir a eventos sociales, los ciudadanos quieren sentir la cercanía de sus representantes populares, dialogar con ellos, expresarnos sus desacuerdos y explicarnos la forma en que debemos priorizar los temas de la agenda pública.

Finalmente, todo legislador e incluso todos los servidores públicos debemos ejercer nuestra función con vocación “democrática”. Esto es el compromiso y valor más importante que podemos sostener como políticos. Actuar apegados a los ideales, valores y causas que representa el trabajo democrático debería de ser el compromiso más grande que podemos asumir con los ciudadanos.

La democracia requiere del debate político, la apertura ideológica, la discusión con tolerancia, la inclusión social, sensibilidad con los más vulnerables, formación permanente, integridad en todo momento y la búsqueda intemporal de la transformación social. Cuando actuamos con vocación democrática, todos los demás valores, actitudes y banderas sociales aparecen como una consecuencia lógica.

Hoy vivimos tiempos de transformación, esto me motiva a reforzar mi trabajo legislativo presente y futuro con las tres ”D” del trabajo legislativo.

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