EXPRESIONES Y OPINIONES

LA MAFIA DEL PODER: ALERTAS PARA ANABELL ÁVALOS

LUIS ROMERO

En estos momentos, la presidenta del Comité Directivo Estatal del PRI, Anabell Ávalos Zempoalteca, tiene ante sí dos focos de alerta que menguan su liderazgo dentro y fuera del partido.  

Por un lado, las declaraciones del diputado federal, Mariano González Aguirre, quien consideró que la nueva dirigente no debe ocupar su posición como trampolín para buscar un cargo de elección popular en 2024. Y por otro, la evidente ruptura de la bancada del PRI en el Congreso local.

Es entendible que la ex candidata a la gubernatura estatal haya colocado al interior del CDE a gente de su confianza para sentirse arropada de cara a la tarea de hacer del PRI un partido electoralmente competitivo, tras perder la máxima magistratura estatal en la elección de 2021.

Sin embargo, el mensaje de los marianistas, que condiciona sus posibles aspiraciones de ser senadora, y la rebelión de los legisladores locales, que reduce la voz crítica del partido a la voz de Blanca Águila Lima, anticipan crisis para Ávalos Zempoalteca, una más lejana que otra.

Mientras los González tengan la atención puesta en la elección de Gobernadora del Estado de México, no tendrán mayor injerencia en la ruta que tome el PRI tlaxcalteca, que quedó en la orfandad tras la derrota de hace dos años. Pero su triunfo -complicado, no imposible- en el último gran bastión priista en el país, que disputa Alejandra del Moral, esposa de González Aguirre, tendrá repercusiones, ante las cuales la lideresa priista debería anticiparse.

En el Congreso del Estado, dos de los tres integrantes de la bancada han optado por conducirse bajo interés ajenos a los de la actual dirigencia estatal.

Fabricio Mena Rodríguez asumió un papel discreto en la actual legislatura. Su parentesco con el ex gobernador Marco Mena y la mandataria Lorena Cuéllar ha neutralizado su participación en la vida interna del partido, principalmente, porque no fue bien visto que su hermano decidiera ser el primero en reconocer el triunfo de su cuñada en los comicios de junio de 2021.

Diana Torrejón Rodríguez quedó insatisfecha con la determinación del ex dirigente estatal, Oscar Amador Xochiteotzin, de ratificar a Blanca Águila como coordinadora parlamentaria para el segundo año de ejercicio legislativo. Y con el respaldo de Mena Rodríguez, asumió la representación del PRI ante la Junta de Coordinación y Concertación Política.  

Desde esa posición, el 10 de noviembre de 2022, instruyó al área de Comunicación Social del Congreso del Estado la emisión de un comunicado para informar que “Los diputados priistas dan espaldarazo a Anabell Ávalos como dirigente estatal del PRI”. Sin embargo, el contenido de esa comunicación, totalmente ajeno a la actividad parlamentaria, hizo patente el descontento de muchos priistas por la manera en que el partido se ha conducido.

Algunos puntos clave que lo demuestran son:

  • Que la premura para designar a la ex candidata a la Gubernatura como dirigente estatal les sorprendió.
  • Que con la llegada de Anabell Ávalos “se tiene en puerta fortalecer la estructura, de ahí que se habrá de renovar comités municipales, delegados, así como las organizaciones en las que se exigirá, lealtad, unidad, respeto y, sobre todo, congruencia, para que se haga lo que se dice”.
  • Que se debe reforzar “la atención a la militancia que se dejó abandonada, por lo que existe una gran responsabilidad que, en el corto plazo, será reflejada con trabajo y resultados”.
  • Que no se descartaba “el éxodo de priistas”, y que “las divisiones, traiciones y simulación no conduce a nada”.

Pese a ello, el alejamiento de Anabell Ávalos con Fabricio Mena y Diana Torrejón es una realidad. El mes pasado, lamentó que ambos legisladores respalden las iniciativas del Poder Ejecutivo, y reconoció el papel opositor de Blanca Águila, y del perredista Juan Manuel Cambrón Soria, quienes se han distinguido por su voz crítica al interior del Congreso local. Semanas después, Mena y Torrejón acordaron por su cuenta cambiar sus posiciones, para que el primero sea coordinador parlamentario, y la segunda, integrante del Comité de Administración.

Ante este escenario, la dirigente estatal del PRI debe tomar decisiones contundentes. Si cree que la votación que tuvo hace un par de años la está esperando, se equivoca. El panorama político-electoral ha cambiado, y está poniendo a prueba sus cualidades de liderazgo. Con justa razón muchos priistas se preguntan si ella es lo que realmente necesita el partido para volver a ganar.

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