DE LA VICTIMIZACIÓN DE LOS PODEROSOS

“EL GANSO”

Las declaraciones de Alejandra Ramírez Ortiz son una antología de agravios a la inteligencia de la sociedad tlaxcalteca.

Para quienes no se la sepan, la diputada es acusada de golpear y amenazar con premeditación, alevosía y ventaja, a la ex mujer de su esposo, una catedrática de la UAT, quien demanda pensión alimenticia para sus hijos.

Por tales hechos hay una denuncia ante la Procuraduría.

Y por tal situación la UAT decidió suspenderla de sus funciones académicas, así como a su marido, y posteriormente, dio de baja a directivos de la Facultad de Filosofía y Letras que, por obra y omisión, facilitaron la agresión.

¡Vaya, hasta protestas estudiantiles hubo por los deplorables hechos!

Y una semana después aparece la señora Ramírez Ortiz, investida con su cargo de diputada plurinominal, para convidar a la prensa de su insensibilidad, por no decir su soberbia o falta de humildad.

Eso de negar lo hechos, de acusar una campaña en su contra, de mostrarse como víctima cuando todo apunta que es victimaria, resultó una verdadera dosis de locura para quienes contemplaron la absurda postura de una persona enajenada.

Ahora resulta que hasta la medida disciplinaria que anunció su tío, el rector de la UAT, Serafín Ortiz, es injusta porque le quita una de las fuentes de sustento para su familia.

Ahora resulta que nacer en cuna de oro te da derecho a torcer las reglas y abusar del poder sin tener consecuencias.

¡Ni lagrimas brotaron de sus ojos para manipular a los periodistas sobre su supuesto sentimiento de agravio!

Pues quien no conozca a la señora Ramírez Ortiz que le compre su novela y la eleve en sus altares.

Dice que ya dejó la dirigencia estatal del partido familiar, el PAC, pero que no dejará la diputación porque, en alusión de Laura N., victima de agresión, ella sí debe trabajar para mantener a sus hijos.

¡Qué cómodo es enfrentar la justicia y la opinión pública desde la seguridad de los puestos públicos!

Y qué vergonzoso es que la LXIV Legislatura del Congreso del Estado, que se ufana de trabajar a favor de la mujer, demuestre que la Cuarta Transformación es una pantalla para proteger los privilegios de los nuevos poderosos.