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BOSQUES, ¿QUÉ QUEDA DE LOS PULMONES DE TLAXCALA?
En Tlaxcala, los bosques representan 16 por ciento del territorio estatal, y los pastizales, el 8 por ciento. En contraste, las tierras agrícolas ocupan el 74 por ciento, y los asentamientos humanos el 1 por ciento.
Pese a los esfuerzos institucionales por recuperar la mancha forestal, las actividades primarias de la economía le quitan terreno.
Las áreas forestales de la entidad se localizan en la región Tlaxco-Terrenate, en el Área Natural Protegida correspondiente al Volcán La Malinche, y en los municipios de Calpulalpan y Nanacamilpa.
Además, están divididas según su aptitud: 33 por ciento tiene posibilidades de ser productiva, 37 por ciento necesita restauración y 30 por ciento requiere ser conservada.
Como en otras partes del país, los bosques representan una fuente de ingresos para los habitantes de las comunidades cercanas a ellos, pero también ofrecen beneficios ecológicos que poco son valorados.
En el caso de La Malinche, considerada la región natural más importante del estado, la obtención de leña, madera, corteza, resina, frutos, brazuelo, morillos, vigas y festón, constituye la principal gama de productos que se obtienen de las diversas especies maderables que alberga.
Entre los pobladores de la zona boscosa, es común la extracción de estos y otros recursos forestales para su venta en mercados locales. Se pueden agregar el carbón, los hongos, las plantas ornamentales, la tierra de monte, y la fabricación de tablas, duelas y tejamanil.
Empero, la presión demográfica y la creciente demanda de recursos han generado que sea una de las zonas más degradadas del país.