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La planilla blanca denominada LEALTAD tiene características propias que la hacen diferente en el contexto de la renovación sindical de la Sección 31 del SNTE.
La primera es el proceso bajo el cual se integró la planilla.
LEALTAD se generó de manera abierta, plural y democrática. Se construyó a partir de un ejercicio en el que se invitó a participar a todos los trabajadores de la educación para que le dieran el voto de confianza a un representante por cada representación y pudiera acudir a una asamblea, en la cual se designaría al responsable de encabezar el proyecto de forma democrática, es decir, por voto secreto y directo.
Arturo Morales surgió como líder de la planilla LEALTAD como resultado de una decisión asumida en una asamblea en la que más de 300 agremiados propusieron a dos mujeres y a dos hombres, quienes expresaron las razones y motivos por las que encabezarían el proyecto, y fue así que, de entre los cuatro aspirantes, resultó electo el ahora candidato del cambio generacional.
“Por eso la candidatura que ostento deriva del voto de cientos de compañeros trabajadores, quienes reconocieron que nuestras propuestas son reales, alcanzables, tanto en el ámbito de salud, laboral y asistencial”, comenta.
La segunda, atañe a las cualidades de su candidato.
Nunca antes un maestro originario del municipio de Totolac, ni mucho menos proveniente del sistema de telesecundarias, había participado para dirigir a la Sección 31. Pero ahora, un docente con ambas características, y con experiencia frente a grupo, disputa esta posición, lo que le da un ingrediente de sensibilidad adicional al proyecto, porque “las telesecundarias normalmente son escuelas que están en comunidades apartadas, donde se siente la necesidad imperante de atender muchas carencias”.
“Y conozco de cerca cada una de las necesidades que tienen mis compañeros trabajadores de la educación. Quien no lo vive difícilmente puede hablar de todo eso”, subraya Arturo Morales, quien además tiene a su favor importantes factores como su edad, su forma de pensar y sus ideales, que se enfocan a un legítimo beneficio de gremio.
Estos ideales, insiste, son los que buscan romper con la tradición sindical que ha distanciado a la base de sus dirigentes: “No es un proyecto personal o particular. No persigue un interés económico. Nada de eso cabe ya en la situación que vivimos”.
“La nueva forma de elección no permite tampoco el “ya me toca”, el “tener derecho” por estar 20 o 30 años en la organización sindical. La política sindical de escritorio ya no opera hoy. Eso es de la vieja política sindical. Hoy lo que más importa es el respeto a la decisión que tomen los compañeros trabajadores. Nuestra organización sindical merece otro rumbo, y ofrezco una nueva política de atención, de servicio, de cercanía y acercamiento con los compañeros y las instituciones”, expone.